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lunes, 30 de octubre de 2017

SOCIEDAD ROMANA

Los Patricios:

Se denominaba Patricios a las familias más antiguas de Roma, quienes formaban una aristocracia de propietarios de tierras. Poseían todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales. Eran ciudadanos de pleno derecho. El nombre de Patricios le venía dado porque provenía de “padre”, en referencia a que eran hijos de los padres fundadores de Roma.
En un principio los patricios eran los que componían el Senado Romano, sin embargo, un cúmulo de escándalos durante la época de la República provocó que solo algunos patricios designados por el propio emperador, formaran parte del Senado y de su propio consejo personal.
Cabe decir que con el paso del tiempo el patriciado fue cediendo importancia en favor de cierto sector de los plebeyos, que estaban adquiriendo importantes riquezas y derechos. Así, el número de plebeyos terminó siendo mayor que el de los patricios, e incluso comenzaron a ocupar rangos importantes en el ejército, algo que había estado destinado exclusivamente a los patricios.

Los Plebeyos:
Así se denominó en la Roma primitiva a todos aquellos que estaban por fuera del grupo de los Patricios. Originalmente carecían de derechos, pero a través de siglos de luchas sociales se les fueron reconociendo derechos similares a los de los Patricios. Entre ellos el de ser Ciudadanos Romanos, a elegir representantes y a tener sus propias instituciones políticas.
Entre los plebeyos había grandes diferencias económicas, por lo que dentro de los denominados Plebeyos se pueden distinguir los siguientes grupos: nobles, caballeros y clientes.
  • Nobles: Eran los plebeyos más ricos, que se igualaban a los patricios por su fortuna y por ocupar los cargos políticos más importantes.

  • Caballeros: Eran plebeyos con una fortuna intermedia, que obtenían por sus trabajos como comerciantes, agricultores o profesionales, llegaban a ocupar cargos políticos de mediana importancia.

  • Clientes: Eran plebeyos que no tenían recursos propios y se ponían al servicio de un patricio (para ir a la guerra, votarlo en los comicios). A cambio su patrón les daba alimentos y/o dinero. Con el correr del tiempo, los clientes fueron empobreciéndose cada vez más, hasta convertirse en una masa de desocupados fácil de manipular con fines políticos.

Los Esclavos:
No tenían derechos de ningún tipo. Normalmente eran prisioneros de guerra. El número de esclavos en Roma llegó a ser enorme con la expansión del Imperio. Se les obligaba a hacer los trabajos más duros y ruines de por vida. Se puede decir que su destino dependía de la benevolencia o crueldad de su amo. Muchos de estos esclavos eran utilizados para satisfacer las ansias de diversión del Emperador y del pueblo.

Los esclavos eran los principales actores de las “funciones” que se realizaban en los coliseos y anfiteatros romanos, donde a menudo debían luchar a muerte entre ellos, enfrentarse a guerreros provistos de armaduras y grandes espadas, pelear contra animales salvajes o resistir en las carreras de cuadrigas, entre otras lindezas. Cabe destacar que durante la época del Imperio el número de esclavos y la crueldad hacia ellos llegó a sus límites máximos, llegando hasta el punto de que algunos mandatarios decidieron legislar en contra del maltrato a los esclavos. Se cree que en aquella época existían solo en Roma casi 300.000 esclavos, y que algunas de las familias más ricas podían llegar a tener 1.000.


jueves, 5 de octubre de 2017

ELEMENTOS FORMALES DEL VERBO LATINO

En el verbo latino se pueden distinguir los siguientes elementos formales: tema,  vocal de unión, características temporales y desinencias personales.

Tema o raíz:
En todo verbo latino se pueden distinguir  tres temas:

  • Tema de presente: indica una acción en desarrollo. Con este tema se construyen los tiempos de presente, pretérito imperfecto y futuro imperfecto en los tres modos y las dos voces, además también se forman el infinitivo de presente, el participio de presente, el gerundio y el gerundivo. Para localizarlo solo es necesario extraer del infinitivo de presente activo la vocal temática y su desinencia.
  • Tema de perfecto: indica una acción acabada. Con este tema se forman el pretérito perfecto, el pretérito pluscuamperfecto, el futuro perfecto y el infinitivo de perfecto. Para localizarlo es necesario quitar la desinencia de la 1ª persona singular del pretérito perfecto de indicativo de la voz activa.
  • Tema de supino: presenta un sentido general. Con este tema se forman el supino, el infinitivo de futuro y el participio de perfecto y de futuro. Se localiza al quitar la desinencia del supino.





Vocales de unión o temática:
Son vocales que se unen al tema y se anteponen a las características temporales o a las desinencias.


Características temporales:
Las características temporales son unos sufijos que aparecen en unos tiempos determinados para caracterizarlos, se colocan antes de las desinencias.


Desinencias personales:
 En el cuadro siguiente aparecen las desinencias de las formas personales del verbo latino:



ACCIDENTES GRAMATICALES DEL VERBO LATINO

El verbo latino presenta los siguientes accidentes gramaticales: persona, número, tiempo, modo y voz.

Persona:
El verbo latino, cómo el español,  presenta tres personas: primera (yo, nosotros, nosotras), segunda (tú, usted, vosotros, vosotras, ustedes) y tercera (él, ella, ello, ellos, ellas).

Número:
El verbo latino presenta dos números: singular (indica que la acción es realizada por un solo sujeto) y plural (indica que la acción es realizada por varios sujetos ).

Tiempo:
En latín, los tiempos del verbo se agrupan según los temas verbales:

Tema de presente: presente (hace referencia al momento en que se habla ), pretérito imperfecto (indica una acción pasada no acabada) y futuro imperfecto (indica una acción futura).
Tema de perfecto: pretérito perfecto (es el tiempo histórico por excelencia, se corresponde con el pretérito perfecto simple, pretérito perfecto compuesto y pretérito anterior en español, indica una acción realizada y acabada en el pasado), pretérito pluscuamperfecto (indica una acción más que acabada en el pasado) y futuro perfecto (indica una acción futura acabada). Todos los verbos latinos presentan unos tiempos de perfecto regulares, por lo tanto, las irregularidades sólo se dan en los tiempos de presente.

Modo:
En latín, como en español,  existen tres modos: indicativo (expresa hechos reales), subjuntivo (expresa hechos posibles o irreales) e imperativo (expresa órdenes).

En cada modo aparecen una serie de tiempos determinados, siendo el indicativo el modo que más formas posee.



Voz:
La conjugación latina posee dos voces:

Voz activa: expresa que el sujeto realiza la acción del verbo.
Voz pasiva: expresa que el sujeto sufre la acción del verbo. En el tema de presente se forma con unas desinencias distintas y el en tema de perfecto se forma de forma perifrástica con el participio del verbo conjugado junto a una forma del verbo sum.

CLASIFICACIÓN DEL VERBO LATINO

El verbo en latín, como el español, se agrupa o clasifica por conjugaciones. cada conjugación presenta unas formas determinadas. Para formular las conjugaciones es necesario presentar aulgunos tiempos distintos de los tres temas que posee el verbo latino.

Primera conjugación: amo, amas, amare, amavi, amatum.
Segunda conjugación:  habeo, habes, habere, habui, habitum.
Tercera conjugación: lego, legis, legere, legi, lectum.
Tercera conjugación mixta: capio, capis, capere, cepi, captum.
Cuarta conjugación: audio, audis, aidire, aidivi, auditum.


DIEZ COSAS QUE ES POSIBLE QUE NO SEPAS DEL LATÍN:

1. El latín pertenece a la familia de lenguas indoeuropeas, también llamadas indogermánicas. El indoeuropeo es una lengua hipotética, de la que no quedan residuos ni documentos escritos, aunque casi todos los lingüistas coinciden en que existió y tuvo su origen en el valle del Indo, en la lejana India. Se han hecho incluso esfuerzos por reconstruir dicha lengua, tomando palabras semejantes en cada uno de los idiomas descendientes de ella (alemán, inglés, griego, latín, etc.) y aventurando un término originario de ellos. Para tal tarea se suele echar mano de términos que raramente son sustituidos por otros y que están presentes en todas las lenguas desde tiempos inmemoriales, como “padre”, “pan”, “caballo” y otras. Estas palabras suelen resistir fuertemente los cambios e influencias de otras lenguas porque son utilizadas desde el principio de las civilizaciones y sus hablantes se resisten a cambiarlas por otras, ya que las usan a diario. Un estudioso llegó a reconstruir un cuento entero en el hipotético indoeuropeo. En los libros sobre lingüística, las palabras reconstruidas suelen aparecer con un asterisco (*) antepuesto.


2. El latín debe su nombre a que tuvo su origen en el Lacio, llamado antiguamente Vetus Latium (“antiguo llano”).


3. Es una lengua sintética, al contrario que el castellano, que es principalmente analítica. Esto quiere decir que para representar los casos o funciones (complemento directo, complemento del nombre, etc.) utilizaba la flexión, mientras que las lenguas analíticas usan palabras añadidas. Por ejemplo, en latín “rosa” se decía igual que en castellano, pero para decir “de la rosa” debía decirse ROSAE, y para decir “con las rosas” se debía decir ROSIS. En la actualidad sigue habiendo lenguas sintéticas, como lo es en parte el alemán, que sigue teniendo declinaciones.


4. La razón de que la mayoría de las palabras en castellano acaben en -a es que también lo hacían en el acusativo latino (ROSAM). La -M final del acusativo casi no se pronunciaba incluso en tiempos de la antigua Roma mas que en ambientes refinados y cultos. Las palabras derivadas del latín que en castellano acaban en -o tienen su origen en términos latinos cuyo acusativo acababa en -UM. La -m final cayó rápidamente, y el castellano huyó de las terminaciones en -u, como se puede comprobar observando la práctica inexistencia de palabras españolas que acaban en este fonema.


5. Aunque nuestro alfabeto procede del alfabeto latino, hay un par de letras extrañas a él. Una de ellas es la i griega (y). Su aparición se debe a neologismos que se introdujeron en latín procedentes del griego, que era considerado por los antiguos romanos una lengua prestigiosa y más culta que el latín. En la Edad Media, los europeos cultos hablaban en latín; en la época de la antigua Roma, los romanos cultos sabían griego. La i griega procede de la letra griega ypsilón. Por su parte, la eñe tampoco estaba en el idioma de nuestros antepasados culturales. Su origen está en la ene duplicada (LIGNAM>lenna>leña). En la Edad Media, la -nn- se pronunciaba como nuestra eñe. Para abreviar, los monjes que copiaban manuscritos empezaron a poner una raya encima de la ene para indicar que ésta era duplicada, y ese es el origen de nuestra moderna eñe.


6. En latín no existía la letra jota. Las palabras con jota que existen en nuestro idioma proceden normalmente de la i latina, que podía utilizarse en latín como consonante (IOCARE>jugar). Tampoco la u, cuyo sonido se representaba con la V. Esta grafía también podía usarse como consonante o vocal (VOLVO, ROTVLA).


7. La hache se pronunciaba en latín aspirada, de forma semejante a como se hace hoy día en inglés. Se supone que el paso de la aspiración a la ausencia de sonido se debe al influjo del euskera, que desconocía el sonido de la efe. En las zonas de habla vascuence se aspiraba la efe, y para evitar la confluencia de dos grafías distintas en un mismo sonido, la hache perdió el suyo. Como el dialecto castellano, que fue el que se impuso en la Península, procede de zonas muy próximas al País Vasco, la pérdida de sonido de la hache se hizo norma general.


8. El Imperio Romano no fue latinófono en su totalidad. Cuando se dividió, el Imperio Romano de Oriente (también llamado Bizancio) usó el griego como lengua oficial.


9. Debido a su amplia extensión geográfica, a la influencia de las lenguas existentes anteriormente en los territorios donde se impuso, a su larga duración en el tiempo y a otras causas, el latín comenzó a hablarse de forma distinta en diferentes regiones, es decir, a dialectalizarse. Con el tiempo, los hablantes de los distintos dialectos latinos llegaron a ser incapaces de entenderse entre ellos: habían nacido las lenguas romances. Hay gente que considera las modernas lenguas románicas hijos bastardos y corrompidos del latín, pero si esta teoría fuese aceptable, también podríamos considerar al latín un hijo bastardo del indoeuropeo. Las lenguas simplemente van cambiando sin parar hasta que llegan a ser algo distinto.



10. De las muchas lenguas distintas que surgieron de nuestra lengua madre, hoy sobrevive aproximadamente una decena, entre las que están el rumano, el catalán, el francés, el portugués, el gallego y por supuesto, el italiano. Muchos lingüistas consideran el gallego, el portugués y el brasileño dialectos de la misma lengua, como lo son el español de América, el andaluz y el canario; y el catalán, el valenciano y el balear. Todas las lenguas oficiales en España, excepto el vasco, proceden del latín (y algunas hablas no oficiales que algunos consideran lenguas, como el bable asturiano). El vascuence existía en la Península antes de la llegada de los romanos a ella, al igual que otras lenguas, como el ibérico, pero es la única que ha sobrevivido. Su origen y filiación sigue siendo un misterio, aunque hay quien ha querido ver en ella al antiguo ibero, pero la verdad científica es que se desconoce su remoto origen.