Por lo que se refiere a la organización religiosa romana, hablaremos de dos aspectos esenciales: el culto público y el culto privado.
El culto público era el que dirigían los sacerdotes, escogidos entre los miembros más destacados de la sociedad, que se organizaban en colegios sacerdotales.
- Colegio de pontífices: cuyo representante supremo era el Pontifex maximus. Este colegio se encargaba de la elaboración del calendario en el que se señalaban los diás laborables (fastos) y los días festivos (nefastos).
- Colegio de las vestales: sacerdotisas de la diosa Vesta, que debían mantener el fuego sagrado de la ciudad siempre encendido, pues simbolizaba el carácter eterno de Roma.
- Colegio de los feciales: sacerdotes encargados de asuntos concernientes al derecho internacional, a las relaciones con otros pueblos y de la redacción de los tratados de paz y de guerra.
- Colegio de los augures: de gran prestigio social. Sus sacerdotes eran los que oficialmente poseían las técnicas de adivinación y se les consultaba antes de cualquier acto oficial o antes de tomar una decisión importante referida a conflictos bélicos.
El culto privado o familiar:
La romana era una religión también de carácter privado cuyo director era el propio pater familias (el padre), que se encargaba de llevar a cabo las ofrendas y los sacrificios y oraba a las divinidades.
Se levantaba en una dependencia de la casa un ara (un pequeño altar) en el que se ubicaba el lararium (una capilla) y se disponían unas figuritas, habitualmente de cera y adornadas con ofrendas florales, que representaban las divinidades familiares.
El hogar de las divinidades en la Tierra: los templos.
Los templos romanos adoptaron los tres estilos desarrollados por los griegos: el dórico,el jónico y, en especial, el corintio, por sus posibilidades decorativas; incluso llegaron a desarrollar un cuarto estilo, el compuesto, que combinaba los estilos jónico y corintio.
Divinidades familiares
- Genius. Divinidad que representaba al primer antepasado o fundador de la gens (familia)
- Lares. Las divinidades protectoras del lar (el hogar, la casa, el fuego); permanecían siempre en el umbral, en la puerta.
- Manes. Representación de las almas de los muertos.
- Penates. Las divinidades protectoras de la familia, a la que amparaban de las penurias y la acompañaban siempre en sus desplazamientos.